Después de subir dos pisos y girar a la izquierda te encontrarás
con la sala de cómputo. Una reja negra y dos puertas de madera barnizadas del
color de la miel te impedirán pasar, a menos que tengas en tus manos el gran
llavero que te proporciona la sala de equipos audiovisuales del segundo piso.
Al entrar a la sala de cómputo te encontrarás con
inmaculadas paredes blancas como el papel y escritorios del mismo color de las
puertas. Diez computadoras de pantalla plana están distribuidas de a dos en
cada escritorio, debajo de los cuales descansan sus respectivos CPU color negro
como el betún. Cada máquina tiene frente a ella una silla color caramelo
alineada con la perfección de un alumno apurado por llegar temprano a su clase.
La luz de dos focos blancos bañan el lugar y permiten que
veas las revistas y documentos regados por los escritorios para que los
estudiantes se guíen de los ejemplos.
El ambiente mantiene cierta calidez mientras cierras las
puertas, lo suficiente para que no sientas frío si usas un polo manga corta,
cuando fuera del salón la temperatura te haga temblar con 16°C. Sin embargo, si
es verano, es mejor que abras la puerta –y si es posible, huye- porque llegar a
20°C te hará sudar.
Una vez que termines de apreciar el lugar, apaga las luces y
cierra las puertas. La reja tiene que ser cerrada con gran cuidado porque si
utilizas mucha fuerza el sonido hará eco por toda la escuela.
¡Ahora ya conoces la sala de cómputo!